Son unas diez mil las personas que en Castilla y León cuentan con registro de instrucciones previas, que viene a ser la denominación adoptada oficialmente en Castilla y León para las últimas voluntades o testamento vital. El dato lo aportaba ayer el médico Alejandro Cuadrado, del centro de salud Zamora Norte, que participó junto con la magistrada del juzgado número 8 de León, Cristina Fernández Viforcos en las Jornadas de Otoño de la Fundación Científica Caja Rural de Zamora, concretamente en la charla celebrada ayer en el Colegio Universitario y organizada en colaboración con la Asociación Unidos Contra el Cáncer.
La magistrada centró su intervención en el marco legal en el que se mueve el testamento vital, un documento que trata de preservar que se respeten las decisiones del paciente al final de su vida, en los momentos en los que por su situación no pueda expresarlas por si mismo.
En Castilla y León funciona como registro de instrucciones previas (concepto equivalente al de voluntades anticipadas o testamento vital), y en él las personas pueden decidir acerca de los tratamientos y cuidados de salud que desean o no recibir cuando se encuentren en una circunstancia en la que no puedan manifestar su voluntad personalmente, lo que implica, la correlativa obligación de los profesionales de respetar la voluntad de los pacientes así manifestada.
Papel más activo
El doctor Alejandro Cuadrado demandó un papel más activo de los profesionales sanitarios en este proceso, ya que ahora mismo "se nos deja un poco al margen". El documento se puede formalizar ante notario, tres testigos o un funcionario habilitado, pero sería conveniente, a juicio del doctor, "que de alguna manera entráramos a planificar con nuestros pacientes esa situación hasta que ellos lleguen a formular o elaborar el documento". Castilla y León ocupa el puesto 12 de entre las 17 comunidades autónomas. El registro de instrucciones previas "ha calado poco en la población, quizá por desconocimiento o porque exige un periodo reflexivo previo".
El testamento vital, explica, facilitaría mucho las cosas tanto a la familia como a los profesionales sanitarios a la hora de tomar decisiones "difíciles' en los que el paciente no está ya en condiciones de manifestar su voluntad. Normalmente, explica el doctor Cuadrado, este tipo de situaciones se dan más en los servicios de urgencia y el medio hospitalario. Pero también se da en la medicina de familia. "Por ejemplo una decisión complicada es en un paciente que tenga una demencia, un alzhéimer, deje de tragar, de comer, de nutrirse, si hay que ponerle una sonda o no. Si tu tienes previsto que llegada una situación no quieres que se utilice contigo un medio extraordinario de alimentación, ya está claro".
FUENTE: LA OPINION DE ZAMORA.
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